domingo, 27 de diciembre de 2009

Puertas (I)

Comienza una serie de entradas en las que habrá imágenes de las puertas de las casas del pueblo, haciendo énfasis en las más antiguas o más curiosas. Propongo un juego: ¿De qué casa es la puerta de cada foto?



































Fotos por Tony Álvarez Amigo y Uttaris.






viernes, 4 de diciembre de 2009

Vida tradicional

Searas.

Los diccionarios gallegos recogen la palabra seara con el sentido de 'monte cavado donde se siembra centeno o trigo durante uno o más años y se deja nuevamente a monte', 'labradío en el monte' y con estos sentidos, la dan como propia del este de las provincias de Lugo y Ourense y del Bierzo de habla gallega.

En Trabadelo eran los lugares tradicionales para la siembra del centeno y siempre se encontraban en la ladera de los montes (a veces en sitios que hoy nos parecen inverosímiles), pues las zonas bajas y llanas se reservaban para el trigo y la cebada. Eran de gran importancia en una economía de autoabastecimiento como fue la del pueblo tradicionalmente, donde el pan de centeno era parte esencial de la dieta (recuérdese que el nombre popular del centeno en Trabadelo es sencillamente pan) Las parcelas eran casi en su totalidad de propiedad particular, sobre todo de gente de menos recursos, y más raramente eran terrenos comunales (do monte) utilizados siempre por un particular. No se documenta el trabajo en común como en otras partes del Bierzo o Galicia.

La preparación de la siembra empezaba en verano, cuando se cortaba con la fouce el monte bajo (xestas y uces especialmente), se dejaba secar lo cortado y se quemaba antes de las lluvias del otoño, sirviendo la ceniza de de abono (posteriormente en algunos lugares también se abonaba con estiércol). A diferencia de otros lugares, el terreno no se quemaba nunca a propósito, sólo se aprovechaban incendios forestales previos, si los había habido. Para iniciar la siembra se araba con vacas o bueyes donde se podía, pero muchas veces, debido a lo empinado del terreno, se cavaba con la sacha. La siembra empezaba a partir del 15 de septiembre y tras el invierno y la primavera, se cosechaba en julio. La cosecha se segaba con el foucín y tras atarla en mollos, se sacaba a cuestas hasta los caminos más cercanos, pues la mayoría de las veces eran sitios donde no podía llegar el carro, lo que hacía muy duro el trabajo.

Destacar que eran tierras sometidas a rotación de cultivos: si la tierra era ligera, se dejaba descansar un año quedando la finca a poula (en barbecho). Si la tierra era de buena calidad, alternativamente un año se sembraba centeno y el otro se cultivaban patatas.

En la actualidad, tras la práctica desaparición de la agricultura tradicional, las searas se han abandonado y sólo queda el monte bajo, el cual en algunas zonas incluso se ha convertido en bosques de robles. Pero aunque hoy en día nos parezca algo muy antiguo, no hace tanto de este abandono: las últimas habrán sido cultivadas hasta hace tan sólo 30 años o menos.

Recordemos por último los lugares donde las hubo: en la zona de Valdelobas y la Sierra, en los parajes de Chandadrada, Chandabade, a Fontiña, a Venta, Terra de Silva, a Cabana dos Vaqueiros, o Forno da Cal, a Seara do Cura, Trigais, etc.; en la zona de Paradela, en o Tesón, a Campoa, o Rebolín, Valdacancela, o Esperón, a Mouriza; entre Trabadelo y Pradela en o Troitoiro, a Mata Redonda, Rudecabreira, o Rebodelo, o Marco, a Devesa do Lobo, os Chaos; y también en otras zonas del otro lado del río Valcarce, como en Abedul de Arriba, o Teso o bien o Cibrigadoiro.



Bosque de robles en Trigais (Valdelobas), antigua seara hacia 1940-1950.

Antiguas searas en la zona de Chandadrada.

Zona de searas sobre Paradela, actualmente monte bajo.

Vista de Trabadelo: se pueden observar las antiguas tierras de cultivo de centeno entre el pueblo y los castaños en lo alto del monte.

O Cibrigadoiro: a pesar de lo empinado del terreno, se cultivó tras la Guerra Civil.